En los últimos meses, el tema de los límites ha surgido mucho en mis sesiones de coaching y talleres. Tanto es así que decidí dedicar algo de tiempo a profundizar en el tema y ver qué decían los demás. En este artículo comparto lo que he aprendido. Espero que su lectura te permita comprender mejor tus límites y lo que puedes hacer para aplicarlos eficazmente.
Los límites representan las expectativas, prioridades y “límites” que una persona desea o necesita de sus relaciones e interacciones con los demás. Tenemos límites para mantenernos a salvo, para sentirnos cómod@s y para crear las condiciones que nos permitan prosperar. Nuestros límites cambian en función de la relación, el entorno y la situación. Algunos límites son flexibles, mientras que otros no son negociables.
Existe abundante información sobre los distintos tipos de límites y la importancia de establecer límites “sanos”. Sin embargo, hay menos sobre el proceso de identificar y establecer límites de forma eficaz. Por lo tanto, este artículo tratará de arrojar más luz sobre este proceso.
A partir de la información que he leído, he llegado a la conclusión de que hay cuatro pasos clave para tener en cuenta. Los he representado con el sencillo acrónimo “DEAR”:
- Definir – identificar qué límite se quiere y se necesita.
- Establecer – traducir el límite en comportamiento, acción.
- Anunciar – comunicar el límite a los demás.
- Respetar: cumplir los límites.
A continuación, analizaremos brevemente cada paso, y también he incluido tareas al final de cada sección para ayudarte a aplicarlas en tu vida. Si quieres ver algún resultado, tendrás que hacer los deberes.
- Definir
Hay que empezar por averiguar cuáles son tus límites. Me doy cuenta de que parece una obviedad, pero créeme, la mayoría de nosotr@s no empezamos por ahí. Lo que suele ocurrir es que nuestros límites nos encuentran a nosotr@s, es decir, descubrimos un límite una vez que lo hemos cruzado:
María ha sido promovida recientemente y está trabajando muchas horas, incluido el fin de semana. Se siente abrumada. Su jefe le da cada vez más trabajo. María empieza a sentirse resentida y frustrada a medida que se le acumula el trabajo, pero no dice nada.
Sentirnos resentid@, abrumad@ o ansios@ durante un tiempo, sobre todo en una relación o situación, puede ser señal de que necesitamos poner un límite que nos ayude a establecer prioridades o expectativas.
Una vez identificada la necesidad de un límite, hay que averiguar exactamente de qué se trata. Empieza por preguntarte: “¿Qué es importante para mí en esta situación o relación? ¿Qué necesito para prosperar?”
Siguiendo con el ejemplo anterior, para María es importante tener una carga de trabajo manejable. Para prosperar, necesita más control sobre el trabajo que asume.
En esta fase debería empezar a surgir la naturaleza del límite. A la hora de definirlo, puede ser útil pensar en lo que quieres que ocurra en el futuro:
En el caso de María: Que tenga cierta autonomía sobre su trabajo.
Deberes:
Define algunos límites potenciales para ti. Puede escribir una lista o utilizar el método siguiente:
- Piensa en un área de tu vida en la que te sientas resentid@, frustrad@ o molest@ con regularidad.
- ¿Qué es importante para ti en esta situación o relación? ¿Qué necesitas para prosperar?
- ¿Necesitas un límite?
- Si es así, ¿qué límite encapsula lo que necesitas o quieres para avanzar?
Cuando somos proactivos en lugar de reactivos a la hora de definir nuestros límites, comprendemos mejor las condiciones que necesitamos para prosperar. Así, evitamos o al menos reducimos la posibilidad de que ocurran situaciones como la de María.
- Establecer
Este es el paso con el que la mayoría de nosotr@s estamos familiarizados: establecer límites. Una vez que definimos un límite, hay que traducirlo en algo tangible, una acción/comportamiento/hábito que la gente pueda ver:
Límite: Cumplir el horario de trabajo
Acción: Salir del trabajo no más tarde de las 18.30 y no trabajar los fines de semana.
Cuando establecemos un límite, también es útil pensar a quién afectará y hasta qué punto estamos dispuestos a ser flexibles. Esto te ayudará a tener claras las circunstancias en las que estás dispuest@ a permitir que se traspase o no ese límite:
Estoy dispuesta a quedarme hasta tarde o a trabajar los fines de semana para ayudar a mi equipo si hay una emergencia.
Deberes:
- Pregúntate a ti mismo: ¿Qué acciones puedo llevar a cabo que reflexiona mis límites?
- ¿Cómo afectará esto a los demás?
- ¿Hasta qué punto estoy dispuest@ a ser flexible?
Por último, es importante pensar en cómo lo recibirán las personas afectadas por tu límite. Esto influye mucho en la forma de comunicarlo.
- Anunciar
Las relaciones mejoran cuando la gente entiende y respeta cuáles son y dónde están los límites. Para que esto ocurra, tenemos que comunicar a los demás nuestros límites y hacerlo de forma eficaz y considerada. Para algunos de nosotr@s, la mera idea de comunicar nuestros límites a los demás puede resultar estresante y provocar sentimientos de culpa, miedo, etcétera. Y saber cómo hacerlo de manera que se entiendan y acepten claramente puede causar gran preocupación. De hecho, a veces optamos por ignorar o traspasar nuestros propios límites para evitar estos sentimientos desagradables.
Si eres una de esas personas, aquí tienes algunos consejos útiles que he encontrado. Espero que te resulten más fáciles y cómodos a la hora de comunicar tus límites:
- Sé sencillo: no des demasiadas explicaciones. (Esto también tengo que practicarlo).
Puedo trabajar entre semana hasta las 18.30.
- Destaca lo que puedes hacer en lugar de lo que no.
Puedo asumir más proyectos dentro de un mes.
- Dile a la gente lo que quieres en lugar de lo que no quieres.
Me gustaría tener más autonomía sobre mi trabajo.
- Llega un acuerdo de antemano para que no haya ambigüedades.
Todos estamos de acuerdo en que los lunes son días libres de reuniones.
Aunque todos los ejemplos están basados en el trabajo, las técnicas son eficaces cuando se trata de comunicarte en distintos ámbitos.
Deberes:
- Elige un límite para comunicar. Empieza por uno fácil y sin complicaciones.
- Experimenta por tu cuenta con las técnicas anteriores.
- Elige la que te haga sentir más cómod@ y segur@. Utilízala.
Una vez que hayas comunicado con éxito tu límite, es importante que adaptes tu comportamiento a él.
- Respetar
No podemos controlar si nuestros límites se ponen a prueba o se traspasan. Sin embargo, podemos aumentar la probabilidad de que sean comprendidos y respetados. Seguir el proceso descrito en DEAR debería ayudar, pero yo diría que una de las cosas más eficaces para ello es respetar tus propios límites alineando lo que dices con lo que haces.
He aquí algunas formas de ayudarte a mantener tus límites:
- Pregúntate: “Si digo que sí a esto, ¿a qué estoy diciendo que no?”.
Mi jefe quiere que trabaje hasta tarde el miércoles. Si digo que sí, no podré recoger a la hija de mi amigo en el colegio.
- Di que no: si te resulta difícil, di lo que estás dispuest@ a hacer.
No, no puedo cumplir el plazo. Pero te daré todos los datos que tengo.
- Haz preguntas antes de comprometerte con un límite. Habrá momentos en los que tendrás que ser flexible.
¿Qué importancia tiene que asista a la reunión? ¿Cuánto tiempo tengo que dedicar a este proyecto? ¿Hasta qué punto es flexible reducir X para poder hacer Y?
- Incomodidad v Resentimiento – si decides evitar la incomodidad de respetar tus propios límites, te expones a sentir resentimiento en la relación o por la situación.
Cuando respetas tus propios límites, los demás se sienten más inclinad@s a hacer lo mismo.
Deberes:
- Elige una de las técnicas que más te gusten.
- Practícala. Al principio, puedes probarla en situaciones o relaciones en las que haya poco en juego.
Y ahí lo tienes. El proceso de los límites DEAR. Toma lo que te resulte útil de este artículo y deja de lado lo que no.
Una última cosa. Los límites no consisten en levantar muros impenetrables entre las personas y atacar cuando se cruzan. Yo veo los límites como señales que nos permiten llevar a cabo relaciones e interacciones de un modo que nos permita prosperar. Para que esto ocurra con éxito tenemos que ser abiert@s, flexibles, curios@s y amables.
Mucha suerte.
Emma